Samarkanda by Antonio Gala

Samarkanda by Antonio Gala

autor:Antonio Gala [Gala, Antonio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1986-01-01T00:00:00+00:00


ESCENA V

(Entran de fuera hablando Sally y Bruno. Atardece).

Sally. —Loca tengo que estar y con la cabeza perdida, para haberme quedado aquí tan a lo tonto.

Bruno. —Pero ¿no estás a gusto?

Sally. —¿Qué tienen que ver ni el agusto ni el gusto? Mi Manolo me mata, y santas pascuas. En cuanto me eche la vista en lo alto. Sí que las gasta finas el andoba. Me da con la nuca en la nevera, y luego me mete dentro… ¿Cuántos días llevo? Porque aquí es que no distingo unos de otros. (Bruno ríe). ¿Cuándo me trajiste, Nabucodonosor?

Bruno. —El jueves.

Sally. —Y hoy, ¿qué día es?

Bruno. —Lunes.

Sally. —¡Ayer fue domingo! Claro, como aquí no hay misa, ni se sabe. (Cuenta con los dedos). Cinco días. Madre del Amor Hermoso, yo creo que me va a matar dos o tres veces.

Bruno. —(Que se ha sentado). Ven aquí, Sally, fúmate un pitillo.

Sally. —¿De esos envenenados tuyos? Ni hablar, me levantan el estómago y se me va la mente.

Bruno. —Que no. (Le enciende un cigarrillo y se lo da). Toma. Siéntate. Sosiégate. Cuando tú quieras irte, me lo dices, y yo te lo organizo. Palabra.

Sally. —Yo de ti no me fío. Si fuera…

Bruno. —¿Por qué te has quedado cinco días?

Sally. —Yo qué sé. ¿No te lo he dicho? Porque estoy más loca que un cencerro. Qué tarabilla, madre. ¿A qué viene eso de volar cometas, a mi edad, que me tiré toda la mañana de ayer, si es que fue ayer? ¿Y lo de acechar nidos? ¿Desde cuándo me han importado a mí los pájaros? Ellos por un camino y yo por otro.

Bruno. —(La acaricia). Para pájara, tú. Anda, no disimules. Te has quedado por mí.

Sally. —Además, es que una necesitaba vacaciones. Tanto acostarse a las ocho de la mañana y levantarse a las ocho de la tarde, agota. Y respirar aquel humazo de la whiskería… Que no quiero fumar, leche. (Apaga el cigarrillo).

Bruno. —Pero ¿por qué has tomado las vacaciones precisamente aquí?

Sally. —Porque ya estaba aquí, mira que inquisición.

Bruno. —(Haciendo que lo mire). Sally, ¿por quién lo has hecho?

Sally. —¿Tú quieres la verdad? Luego no me vengas con llantos y quebrantos.

Bruno. —Sí.

Sally. —Por tu hermano. (Pequeña pausa). ¿Y te quedas tan pancho?

Bruno. —Es que lo suponía.

Sally. —Si yo tuviera a mi vera alguien como tu hermano, a buenas horas iba yo a meter una puta en mi casa. Que desgraciadita soy. Siempre me pasa igual. Cuando el Manolo me vaya a matar, voy a estar muerta ya.

Bruno. —(Imitándola y sugiriéndole). ¿Y por qué no le dices algo así, garboso, como tú sabes…?

Sally. —¿A quién? ¿A mi Manolo: a ese Muza?

Bruno. —A Diego.

Sally. —Huy, si hasta su nombre me deja sin habla. ¿Cómo voy yo a decirle nada a un hombre tan cabal? Qué chisgarabís eres. Al demonio se le ocurre… Y que sabe Dios cómo te pondrías tú de basilisco.

Bruno. —Déjate de comedias. Tú y yo sabemos que todo esto es un juego: se reparten las cartas, se pasa bien, se gana. Pero se debe cambiar de compañero antes de que lleguemos a aburrirnos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.